Publicamos este Blog con gran entusiasmo y alegría. Con la ilusión de volver a sentirnos jóvenes al recordar lo vivido aquellos años 50’, cuando por los corredores del Colegio San Ramón –de Cajamarca– transcurrían nuestros primeros años de juventud: aulas, carpetas garabateadas, compañeros de estudio, profesores –como el gran viejo Bagate, Cuevita Arana con su traje negro, el chato Barboza, el Sheferino Velásquez, el Dr. Olano hijo carajo–, auxiliares como el Quinde, nuestro regente, el Sr. Estela, el Director, Prof. Alfonso Barrantes y, sobre todo nuestro maestro del curso de economía, Don Segundo Villanueva Mestanza, etc. Volver a ser aquellos adolescentes traviesos; ahora ya, entrado en años formando una pequeña aldea virtual mediante este blog. Pensamos que lo nuestro son noticias y notas afines a nuestra promoción. Muchos de nosotros retirados del trabajo, andantes de un tiempo llamado vejez... pero que damos gracias a la vida, al recordar a nuestra Alma Mater, tarareando tal vez ¡No olvidar, no olvidar "San Ramón".
Hablar de “San Ramón”, es identificar a éste con la historia republicana de Cajamarca; entonces es fácil corregir el slogan, acuñado por la sapiencia del pueblo, como una respuesta de gratitud por parte de éste con “San Ramón es Cajamarca, Cajamarca es San Ramón”. En 1826, con la supresión de los conventos de Cajamarca: la Recoleta, la Merced y Belén, por Simón Bolívar; se produjo la coyuntura necesaria para alcanzar tal objetivo. El lapso comprendido entre 1826 y 1828 puede considerarse como la segunda y definitiva etapa para su establecimiento. Este período se define por dos gestiones. La primera de la Municipalidad de Cajamarca, a través de un memorial, "haciéndose eco el sentir de la ciudadanía", el 12 de agosto de 1828, pedía al Supremo Gobierno el establecimiento de ciertos gravámenes, para fundar y sostener un "Colegio de Instrucción Media". Y la segunda, que corresponde a la gestión parlamentaria del diputado por Cajamarca al Congreso Constituyente, Juan Antonio Torres, que culminó con la promulgación de la Ley del 11 de noviembre de 1829, que "destinaba para el Colegio de la ciudad de Cajamarca el convento supreso de la recolección franciscana con todas sus fábricas, derechos e iglesias, y adjudicábase a la vez las rentas de los demás conventos supresos"
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